miércoles, 12 de mayo de 2010

Le Tour de France

Tenía que ver el Tour en directo como fuese. Así que fui preguntando por ahí ¿quien se viene al Tour?. La idea era hacer una cicloturista que sale desde Lourdes y aprovechar para ver alguna etapa del Tour.
Cuando ya había arrojado la toalla, me cuentan que hay un menda que está interesado en la idea así que quedamos para vernos y hablar. De esta manera conocí a mi amiguete Tony Ajenjo (un personaje).
Nos inscribimos en una marcha que hacía dos recorridos distintos, uno de 180 kms. con el famoso Tourmalet , Ferreries y Soulor y otro de 100 kms. solo con el Tourmalet. Cada uno en un recorrido, yo el largo y Tony el corto.
Partimos de Benidorm allá por julio del 2000 para subir al pirineo, Tony no había estado nunca por allí y flipaba en colores. Pasamos Francia por el Portalet y subimos el Aubisque en el coche para verlo, pasamos por la cima de Solulor y bajamos al valle hacia Argelés-Gazost y Lourdes, que era nuestro destino.
Buscamos camping y nos instalamos, a eso de media tarde fuimos en busca de los dorsales y un sitio para cenar algo. Entonces todavía había que pagar en francos y ninguno de los dos estábamos muy viajados, lo que tubo su lío a la hora de pedir, pero allí entiende todo el mundo el castellano.
De madrugada nos levantamos y vamos a la salida que era a las 8:30. Pero mi sorpresa fue que los de la marcha larga habían salido 30 minutos antes, así que dejé a Tony allí salí pitando para perder el menor tiempo posible. Me pegué una contra-reloj de 40 kms. hasta Bañeres de Bigorre y cuando comenzó el Tourmalet empeze a pasar jente, pero al poco empezaron a pasarme a mi los de la marcha corta. No conocía el Tourmalet, solo por la tele, y no es lo mismo ni parecido.
Al paso por la estación de esquí de La Mongie (2.000 m) me pareció que no podría subir aquello, la paliza para no perder tiempo me estaba pasando factura. Con más pena que gloria corono el coloso, paso por debajo de la impresionante estatua del ciclista y me dejo caer hacia Luz-Sant Sauveur en un descenso de más de treinta kilómetros llego a Argeles-Gazost y comienza Ferrieres, que ni me suena, pero en el perfil no parecía muy difícil.
Carretera estrecha, mucho bosque, el calor empieza a agobiarme, no corre el viento y solo voy pasando jente y más jente, paro en un regato a pillar algo de agua y refrescarme la cabeza. Paso por el alto y cojo algo de comer en el avituallamiento de la cima y bajo con mucha precaución por una carretera peligrosa, estrecha, inclinada y llena de grava. Hay ciclistas reparando pinchazos, veo alguna que otra caida y por fin llego abajo a Arbéost y comienza la última dificultad, Soulor.
Doy todo lo que puedo, pero me anima ver que solo paso ciclistas y que llevo mejor ritmo que el resto, no llevaba la cuenta pero debí pasar más de mil durante la marcha. Desde la cima hasta la meta en Lourdes otra contra reloj, pasaba de grupo en grupo sin pararme, a veces se me unía alguno pero lo dejaba de rueda, aprovechaba algún grupo para recuperar un poco y otra vez a tope.
La entrada a Lourdes se hacía por detrás de la Basílica y hay que subir un repecho de un par de kms. que yo no contaba. Los calambres eran ya generalizados y no veía el fin de aquello, no podía quedar mucho... por fin meta.
Busco a Tony y le encuentro por allí, feliz de la experiencia y alucinado con el pirineo. Vamos al camping a ducharnos y volvemos para recojer los diplomas y cenar.
No está mal, me dan 7:15, pero teniendo en cuenta que salí 25 min. después y solo...Estoy muy contento de mi participación y Tony también. Nos vamos a dormir, a ver si el tiempo acompaña y mañana podemos subir Hautacam a ver el final de etapa.
Lo del tiempo no fue posible, nos mojamos al subir, nos mojamos arriba esperando y viendo la pantalla gigante mientras nos pinplábamos una botella de vino y nos mojamos a la bajada. Pero mereció la pena, vimos por primera vez la parafernalia del Tour y vimos ganar a Javier Otxoa.